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miércoles, 22 de agosto de 2012

Estirpe Baska


Don Sebastian harismendy

Sebastian Harismendy (Iparralde 1845 – Iparralde 1916)

Llego a la Argentina aproximadamente en el año 1865. Habiendo nacido en 1845, contaba con veinte jóvenes años cuando pisó estas tierras. Provenía de los Bajos Pirineos, territorio de Iparralde (Provincias comúnmente llamadas “Vasco-Francesas”).
Llegó sin fortuna que lo ayudase a emprender su camino por una ruta de positivismos prácticos; no trajo más capital que sus brazos, pero no obstante tan rico de energías, esto no fue un obstáculo para que permaneciese en la inacción, todo lo contrario, su fuerza de voluntad lo empujaba hacia las luchas cotidianas y fue así como al arribar se dedicó a trabajar como picapedrero en la Isla Martin García, donde estuvo un tiempo regular.
Más tarde se retiró de ese trabajo estableciéndose con carretas, con las que hizo innumerables viajes por diversos puntos del interior. En tal ocupación tuvo la buena idea de formar con sus ahorros un pequeño capital que le permitió adquirir un número reducido de ovejas radicándose en la localidad bonaerense de San Miguel  (Estación General Sarmiento F.C.G.U), en donde su permanencia fue de unos cuatro años más o menos.
Con el deseo de probar su suerte, de San Miguel trasladóse a Navarro, llevando a este punto la majada que tenía como así mismo unas cuantas vacas, con el fin de iniciar sus propósitos de adelantos en el ramo de la ganadería.
Con tales esperanzas alquiló un campo en dicho partido, permaneciendo por período de nueve años, en la prosecución de esos fines.
Había llegado el año 1891 cuando Don Sebastian Harismendy decide instalarse en General Las Heras. Comenzó como arrendatario, por espacio de nueve años.
Sea que la suerte lo favorecía o que su actividad fuera cada vez más intensa , ello es que, gracias a sus redoblados esfuerzos, sus economías dieron margen a que desde el año 1900 pudiese empezar a comprar diversas fracciones de campo hasta que llegó a formar su establecimiento “La Nueva” compuesta de 1.200 hectáreas. Arrendó al mismo tiempo otras fracciones grandes de campo.
Vemos, pues, cómo un hombre que no contaba con otro apoyo que el de su inteligencia y otro caudal que sus brazos, supo formar con uno y otro grano, una montaña de realidad. Vemos como supo dar impulso a sus pequeños ahorros que fueron frutos de una labor continuada durante varios años y en la que supo poner todas sus mejores esperanzas formadas en sus grandes luchas. Y es así, cómo con la pacífica constancia de las hormigas logró al pasar del tiempo construirse para él y para sus hijos un hogar seguro y un cielo de más claros horizontes.
Si todos los hombres tendiesen a una lucha considerable como la emprendida por Don Sebastian Harismendy, veríamos que toda la población de la República Argentina estaría mejor colocada sobre su estado económico. Sus fuerzas físicas, su energía moral, su bienestar presente, serían indudablemente mejor consultados. Somos más bien amparados que propietarios de los términos de una grande y poderosa nación. Pero no podemos rehacernos y el espíritu nacional que debe prevalecer ante tales inconvenientes, es preciso que tenga el vigor que ha hecho los prodigios en que se funda y que pueda hacer lo que le han de exigir la fuerzas naturales de las cosas, para llenar tan grande destino. Para llegar a este fin, es menester que todos los hombres voluntariosos colaboren uniformemente a la evolución constante que se opera, en este como en todos los países, que por razón de su progreso viene a ser una necesidad.
Entendiéndolo así, fue que no se concretó a una vida improductiva y desarrollando en todo lo que le fue posible sus tantas energías, empezó a labrarse desde su llegada a nuestro país, una senda que como hemos visto, al fin de unos cuántos años reveló lo que puede el esfuerzo.
 Don Sebastian se casó con Doña María Lepalle y de esta unión fueron fruto Juan (1878), Sebastián (1880), Ana (1881?) y Salvados (1883). Supo transmitir a sus hijos, todos sus valores. Y estos, supieron honrarlo en todo ámbito de la vida. Los cuatro se desempeñaron principalmente en el negocio ganadero en sus respectivos establecimientos. Juan y Sebastian en “La Nueva”, Ana en “Santa Ana” y Salvador en “Las Cañas”, ubicados en Enrique Fynn, en el Cuartel 6° de General Las Heras.
Fue socio de la Sociedad Francesa de Lujan (Bs. As.).
Finalmente falleció en el año 1916, en su tierra natal, a los 71 años de edad.

Juan Harismendy
 
Nació en 1878 en General Sarmiento. Después de cursar sus estudio elementales, comenzó sus labores de campo, al lado de su señor padre y de sus hermanos, en el partido de Navarro y después de desarrollar una tenaz época de rudas tareas, las redobló al pasar con su padre a nuestro pueblo, donde secundando con verdadero tesón la obra en conjunto emprendida, con el altruismo que solo se fecunda en los hombres que se han templado en la voluntad y la resolución, pudo lograr su propósito de independizarse y empezó a trabajar por su cuenta en el año 1911.
Finalmente se asoció con su hermano Sebastian para seguir la senda del trabajo, que con tanto empeño dejara trazada su padre. Encargándose de “La Nueva”, con 454 hectáreas (luego de la sucesión), dedicándose a la ganadería. Llegó a tener 800 vacunos Durahm, 200 lanares Lincoln y 20 yeguarizos. El establecimiento elaboraba leche destinada al consumo de la Ciudad de Buenos Aires.
Hubo así también, argentinos emprendedores, con sangre Baska corriendo por sus venas, que no dejaron caer sus esfuerzos y supieron labrar palmo a palmo la riqueza de esta tierra.
Esto no deja de lado el reconocimiento del impulso que a nuestro país le dio el inmigrante. Precisamente en el año 1878, año en que esta patria vio nacer a Juan Harismendy, entraron a la Argentina 35.876 inmigrantes, 7.000 más que el año anterior.

sebastian Harismendy (hijo)


Tuvo una vida laboriosa, cuyas distintas tareas le valieron captarse muchísimas simpatías, pues éste Señor fue un amante dedicado del trabajo, como lo probó trabajando, como sus hermanos, al lado de su Señor padre, en las ocupaciones de campo.
Todo afecto, todo modestia y honor fue en todo momento, por eso fue considerado y respetado por sus hermosas cualidades. Fue uno de los ganaderos inteligentes. Se asoció con su hermano Juan para hacerse cargo de “La Nueva”. Además, fue al mismo tiempo mayordomo de la Estancia “La Florida”, en Córdoba, propiedad de Don Lorenzo Casey (fundador de la tan preponderante Estancia “El Durazno”, ubicada en el Cuartel VI de nuestro partido). Desarrollo con el mayor empeño sus invariables actividades, labrando poco a poco su porvenir anhelado (que es por el que se debe luchar con gran tesón, en procura de la realización de tan alto ideal).
Aún cuando las sendas fueron muy variadas y escabrosas para proseguir con paso firme hacia el bien material, el Señor Sebastian Harismendy, cayó desvanecido ante su magnífico propósito. Por el contrario, su resolución y su fe fueron tales, que continuo avanzando con el convencimiento que su decisión le rendirían los frutos esperados.
Cuando tenemos ante nuestra vista la biografía de un argentino como el seños Sebastian Harismendy, nacido a principios de los años 1880 en Navarro, la memoria, a caso, ávida de emociones, inicia su acción retrospectiva y nos presenta al gaucho, al tipo original, característico de nuestra sociedad, en el que se reúne todo lo verdaderamente nuestro.
Este fue, otro descendiente de un Basko, que supo honrar su raza madre, expresando sus más notables cualidades.






Centro Basko - Zazpirak Bat
General las Heras
Buenos Aires - Argentina

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