Cuando niño, decíame mi madre:
<<¿Por qué no hablas Euskera?>>
Y yo le respondía:
<<No me atrevo pues me burlan los chicos en la escuela
y me llaman aldeano y el maestro
cuando lo hablo me pega.>>
Y pasaron los años y mi madre
que me quiere ¡es tan buena!
me preguntó una vez cuando estudiaba
Latín en la Academia:
<<¡Por qué olvidas la lengua de tus padres
y estudias el Latín, que es lengua muerta?>>
-
Y aún recuerdo que le dije: <<Madre mía,
aquí ya no me pegan;
mas si en vez de en Latín o Castellano
les contesto en Euskera,
ya puedo asegurar que me despiden
y.... cuelgo la carrera.>>
-
Cuando cogí mi título pomposo
se lo llevé a mi madre... ¡tal no hiciera!
Recuerdo que entre lágrimas y besos
conjunto de alegrías y de penas
me dijo: <<Ya eres hombre y para el mundo
no eres hombre vulgar, ¡tienes carrera!
Pero no has de olvidar que tu conquista
te cuesta el sacrificio de tu lengua.>>
-
Corriendo por el mundo, ¡ay madre mía!
y metido de lleno en sus miserias,
al recordar las horas que en invierno,
junto a la chimenea,
pasábamos alegres conversando
en nuestro rico Euskera,
no puedo contener esa congoja
que a la garganta llega,
que deja un nudo allí, sube a los ojos
y en lágrimas se trueca;
Y al contemplar el título que guardo
en su cerco de felpa
bordado por tus manos, madre mía,
por tus manos maestras.
Retiro los librajos de mi vista,
suspendo mis tareas
y exclamo con dolor entre suspiros:
¡Si yo supiese Euskera!
Arzallus.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu opinión nos interesa!